El otro día tuvimos una clase de presentación de la asignatura muy distinta a las demás, en la que teníamos que reflexionar sobre aquellas experiencias buenas y malas que hemos tenido, sobre todo en nuestros días en la universidad.
La dinámica de grupo ha sido distinta, nos hemos sentado con gente de otros “grupos” y hemos puesto nuestras ideas en común mientras que uno de nosotros, el observador, tomaba nota de nuestros
pensamientos.
Empezando por la cosas buenas pudimos comprobar que una de las experiencias más positivas es la de conocer y poder relacionarse con gente nueva y distinta a la que estamos acostumbrados en nuestro entorno. Adquirir un mayor grado de libertad también forma parte de los aspectos positivos, ya no estamos en un instituto donde constantemente tenemos profesores detrás diciéndonos que tenemos y debemos hacer y cuando lo tenemos que hacer, sino que ahora tenemos el poder de decisión en nuestras manos. Otro cambio positivo con respeto a la enseñanza de los institutos es la forma de dar clase usando debates, trabajos en grupo, que aunque algunos ya hiciéramos cosas similares en el instituto no tenían tanta importancia como la que tienen aquí.
A los aspectos positivos les costó mucho salir a la superficie, sin embargo, los negativos se daban mucha prisa por salir. Uno de los aspectos que me llamó la atención es que seguimos sin respetar a los compañeros, bien sea, hablando a la misma vez que ellos o simplemente no respetando sus opiniones y no dejando que las exprese con total libertad. Deberíamos aprender de una vez algo que nos llevan diciendo desde pequeños que cuando otro habla hay que escucharle y después ya hablaremos lo que queramos y sobretodo asumir que cada cual tiene la opinión que le parece más adecuada y no por ser distinta a la nuestra tenemos que pisotearlo y tratarle de forma irrespetuosa.
El resto de aspectos negativos se basan en aspectos como los profesores y su forma de evaluar, el personal de secretaría, la forma de matricularse, falta de material, etc. Aspectos que poco a poco deberían mejorarse.
Al pensar y reflexionar sobre los aspectos positivos como sobre los negativos nos dimos cuenta de que podíamos hacer una serie de cosas que nos ayudarían a mantener los aspectos positivos y cambiar los negativos. Alguna de estas propuestas eran: mostrar mayor interés, aprovechar los debates, hablar y argumentar sabiendo lo que se dice, cambio de la metodología, incremento de material, etc.
Me pareció una experiencia bastante positiva ya que nunca antes me había puesto a reflexionar sobre los aspectos buenos y malos que tiene la vida universitaria y la forma de realizar la actividad me gustó mucho y la encontré muy productiva y provechosa.